lunes, 25 de agosto de 2008

La caja de cerillos


"(...)Mi abuela tenia una teoría muy interesante, decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillos en nuestro interior, no los podemos encender solos, necesitamos, como en el experimento, oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender uno de los cerillos. Por un momento nos sentiremos deslumbrados por una intensa emoción. Se producirá en nuestro interior un agradable calor que irá desapareciendo poco a poco conforme pase el tiempo, hasta que venga una nueva explosión a reavivarlo. Cada persona tiene que descubrir cuáles son sus detonadores para poder vivir, pues la combustión que se produce al encenderse uno de ellos es lo que nutre de energía el alma. En otras palabras, esta combustión es su
alimento. Si uno no descubre a tiempo cuáles son sus propios detonadores, la caja de cerillos se humedece y ya nunca podremos encender un solo fósforo.
»Si eso llega a pasar el alma huye de nuestro cuerpo, camina errante por las tinieblas más profundas tratando vanamente de encontrar alimento por sí misma, ignorante de que sólo el cuerpo que ha dejado inerme, lleno de frío, es el único que podría dárselo.
Por eso hay que permanecer alejados de personas que tengan un aliento gélido. Su sola presencia podría apagar el fuego más intenso, con los resultados que ya conocemos.
Mientras más distancia tomemos de estas personas, será más fácil protegernos de su soplo.
Hay muchas maneras de poner a secar una caja de cerillos húmeda, pero puede estar segura de que tiene remedio. Claro que también hay que poner mucho cuidado en ir encendiendo los cerillos uno a uno. Porque si por una emoción muy fuerte se llegan a encender todos de un solo golpe producen un resplandor tan fuerte que ilumina más allá de lo que podemos ver normalmente
y entonces ante nuestros ojos aparece un túnel esplendoroso que nos muestra el camino que olvidamos al momento de nacer y que nos llama a reencontrar nuestro perdido origen divino.
El alma desea reintegrarse al lugar de donde proviene, dejando al cuerpo inerte... Desde que mi abuela murió he tratado de demostrar científicamente esta teoría. Tal vez algún día lo
logre. ¿Usted qué opina?(...)"

Fragmento de la novela "Como agua para chocolate" de Laura Esquivel.


Ayer leía estas palabras y una brisa fresca me envolvió...me sentí como si me revelaran un nuevo secreto...seguramente lo que pasó fue que se encendieron varios cerillos dentro mío...Ojalá haya ayudado a encender otros, y si son de los que andaban enmohecidos, mejor aún...


No dejen de responder la última pregunta...



10 comentarios:

Arcángel Mirón dijo...

Bellísima novela. Bellísima.

Yo opino que hay más luz de la que vemos.

:)

Goldenlight dijo...

creo k es muy cierto eso, estoy de acuerdo con arcarngel miron

Hamed Sepheri

Soledad Di Pasquale dijo...

Tu blog tiene una calidéz terrible. Me encantó.
Prometo seguir pasando! Ya te agrego, asi me aparece cuando actualizas! ;)

muchos besos.

soli

Anónimo dijo...

Yo opino que la abuela era una mujer sabia y que su teoría es bellísima hasta decir basta.
Mi caja de cerillos anda un poco húmeda últimamente y no se terminan de encender los fósforos.
Pero yo no me rindo y sigo intentándolo. A ver si pronto lo logro.
Me maravilló este texto, amiga. Gracias por compartirlo.
Besos y cuídate.

Andina dijo...

Me encanta esta historia, me encanta Laura Esquivel.
Ojála siempre puedas ir prendiendolos uno a uno, asi nunca se acaba tu luz. Yo estoy segura que todos tenemos luz, solo que no todos nos atrevemos a enecenderla, quizas por miedo a quemarnos, quizas por miedo a que se vacie la cajita, pero todos tenemos esa luz, y mientras mas cerillos encendemos, mas cerrilos encontramos en la cajita.
Mi deseo Jesu, es que tu vida esté llena de cerillos encendidos, y que si viene un viento gélido y lso apaga, te animes a volver a encenderlos.

Ignacio dijo...

excelente.

segun esto me parece que ultimamente adentro tengo un encendedor...

K@ri.- dijo...

Mari: que lindo, y tenias razon era lo que necesitaba, lo que me hizo bien... en este momento estoy buscando muy dentro mio cuales son mis detonadores para que siempre este encendida una cerilla...
GRACIAS, gracias por tu calidez y es cierto lo que dice Andina.. tenes mucha luz!
un gusto haberte encontrado
un beso
k@ri.-

Anónimo dijo...

Porque hoy es siempre todavía.
Claro que sí.
Porque nunca es tarde.
Porque no me canso de leerte.
Gracias por dejarme conocerte, por entrar un día en mi desván y permitirme seguir tus huellas hasta este refugio.
Qué andarás haciendo ahora.
Besos, amiga.

Lucina dijo...

Que historia mas mágica..
No dejemos que el fuego se apague..

Te espero con unos mates!
Besos

Anónimo dijo...

Venía a leerte de nuevo, pero ya veo que andas liadilla.
Espero que pronto te visiten las musas de nuevo. Je, je, je.
Te dejo un beso y mi amistad.
Cuídate.
Por cierto, te agregé a mi blog. Espero que no te importe. Me gusta mucho cómo escribes y quise tenerte más cerca.
Hasta pronto.